
Apasionada por la integración y elevación de MENTE, CUERPO Y ESPÍRITU.
No nací terapeuta. Fueron mis propias experiencias de vida —las heridas, las pérdidas, los momentos de quiebre y también los despertares— las que me empujaron, casi sin darme cuenta, a este camino.
Durante más de 14 años trabajé con éxito en el mundo corporativo, ejerciendo mi primera carrera: administración de empresas. Lo disfruté de verdad. Me encantaba liderar, crear, construir. Pero había una voz interna, un llamado silencioso que no dejaba de insistirme que había algo más. Algo que me encendía el alma.
Después de los 35, salí del clóset como terapeuta. Me atreví a nombrar mi verdad y a tomar mi lugar. Me certifiqué como coach ontológica, me enamoré profundamente del breathwork y la terapia somática, y seguí formándome en múltiples caminos del bienestar, el cuerpo, la consciencia y la alquimia femenina. Pero, si soy honesta, fueron mis experiencias aquí en la Tierra las que más me certificaron.
Fui una mujer muy polarizada en la energía masculina. Maduré como madre soltera, sostenida por el hacer, el control y la auto-exigencia. Por mucho tiempo creí que tenía que estar fuerte todo el tiempo. Pero los vínculos amorosos y el rol de madre han sido mis grandes maestras, y volver a mi energía femenina ha sido un viaje de rendición, reconexión y renacimiento.
Apasionada por la integración y elevación de MENTE, CUERPO Y ESPÍRITU.
Hoy acompaño a mujeres —como tú— que ya no quieren seguir sobreviviendo, que están listas para habitar el cuerpo, suavizar la lucha, y reconectar con su poder creador, su placer y su alma.
No tengo una religión. No creo en una única verdad. Pero sí tengo una conexión profunda con la gran consciencia, una espiritualidad encarnada y real. Me considero una mujer apasionada, libre, valiente y resiliente. Me mueve el amor por la vida, la expansión, la autenticidad y el deseo de compartir todo lo que he aprendido para ayudarte a recordar lo que ya habita en ti.